Desde el 11 de noviembre y hasta el día 22 se reunieron en Bakú, Azerbaiyán —un país petrolero— líderes globales, representantes de la sociedad civil y expertos científicos para buscar nuevos acuerdos y detonar nuevas acciones para frenar la crisis climática que destroza el planeta. Se trata de la 29 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29), y ahora lo mismo que en los últimos años fue tachada de insuficiente y estuvo envuelta en escándalos por el sabotaje de los países petroleros. Desde la sociedad civil, sin embargo, no cejamos en nuestros esfuerzos por avanzar hacia un mundo libre de combustibles fósiles en el que la economía sirva para regenerar el planeta y sanar sociedades, y no para destruirlos.
En los primeros días de la cumbre se registró un enorme avance, con la aprobación de los mecanismos para establecer mercados de carbono, después de una década de discusiones sobre el tema. Aunque hay dudas y señalamientos sobre si este mecanismo podría convertirse en un “permiso para contaminar” para las grandes industrias, y es una medida que no basta por sí sola, es muy posible que con la regulación adecuada a nivel nacional y local, y desarrollando una normatividad estricta en lo internacional, a través de ellos se puedan hacer aportaciones importantes a la lucha climática.
Fuera de la zona de diplomáticos, en el área destinada a la sociedad civil, organizaciones de todo el mundo compartimos nuestras innovaciones, experiencias y formas de superar obstáculos para provocar acciones contundentes y a la altura de la crisis. El metano, por ejemplo, es uno de los gases que más daño hace y con mayor rapidez, por lo que reducir sus emisiones lo más pronto posible es clave. Por eso nos reunimos, desde la plataforma del Observatorio Mexicano de Emisiones de Metano de México (OBMEM) con otras instancias similares de América Latina, como el SEEG brasileño.
En un evento organizado por Solutions for Climate el CEMDA compartió los retos y soluciones que hemos encontrado y Carlos Asúnsolo, nuestro gerente de investigación y política pública, destacó la falta de transparencia en México en la materia. Aliados de China y Filipinas que participaron en el foro explicaron que enfrentan retos similares.
Buscando aportar a las acciones gubernamentales y encontrar soluciones a la opacidad en materia climática, participamos en una reunión con la delegación mexicana, encabezada por el subsecretario de Relaciones Exteriores mexicano, Enrique Ochoa. Con él las organizaciones de la sociedad civil hablamos de medidas para conseguir mejor financiamiento para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsar los mercados de carbono y cumplir los compromisos mexicanos en el marco del Acuerdo de París.
Además, en el evento The Model Forest Act Initiative: A Global Partnership to Improve the Legal Protection of Forests, Gustavo Alanís, director del CEMDA, destacó el rol del Acuerdo de Escazú para proteger a defensores ambientales. Subrayó también que el acceso a la información y la justicia son fundamentales para enfrentar la deforestación como una medida para combatir el cambio climático.
Mientras los representantes de organizaciones y colectivos sociales buscábamos soluciones, las cosas fueron bastante más complejas entre los Estados. Se supo, por ejemplo, que los países petroleros pudieron hacer cambios al borrador de los documentos finales antes que los demás participantes, en una medida dirigida claramente a sabotear la acción contra los combustibles fósiles, y antes de que iniciara la cumbre se grabó al presidente de la COP, presidente también de la empresa energética nacional de Azerbaiyán, haciendo tratos para comerciar con combustibles fósiles aprovechando el evento.
El resultado final, aunque importante, quedó muy por debajo de lo necesario. Aunque los países del Norte global se comprometieron a canalizar 300 mil millones de dólares a la lucha climática, los logros fueron tan pobres que un grupo de expertos que incluyó a personalidades como Mary Robinson, Ban Ki-Moon, Christiana Figueres y Johan Röckstrom pidieron abandonar definitivamente el modelo de las cumbres, construir normas para que sólo puedan hospedarlas y liderarlas países que sí estén comprometidos en la lucha climática y establecer un órgano científico permanente que acompañe futuras cumbres y presente información con la urgencia necesaria.
La situación es terrible y las emisiones no paran de crecer. Es momento, sin duda, de buscar nuevos esquemas para detonar acciones más contundentes en la materia, mejores sinergias en lo internacional y medidas más sólidas y efectivas en lo nacional y en lo local.
Desde el CEMDA, como todos en la sociedad civil, estamos haciendo nuestra parte. Toca que los Estados y el sector privado hagan la suya.
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