Las cosas van mal con los residuos electrónicos

La huella ambiental de la humanidad no viene solamente de lo que sacamos al ambiente, sino también de lo que echamos a él, que aumenta sin cesar. Una de las categorías de basura que más ha aumentado en los últimos años es la de los residuos electrónicos, que son complejos de reciclar, que caducan con muchísima rapidez y que son muy difíciles de manejar. Por eso hoy el mundo celebra el Día mundial para la reducción de los recursos electrónicos.

Los datos más recientes que tenemos, de 2022, recogidos por el Monitor global de residuos electrónicos publicado por las Naciones Unidas, indican que el mundo produce unos 62 millones de toneladas de residuos electrónicos cada año, casi el doble de lo que se producía hace quince años. Mientras tanto, menos de la cuarta parte de esos residuos se recolectan y reciclan en forma adecuada.

México es el tercer país que más residuos electrónicos produce en América, después de Estados Unidos y de Brasil. Con 21 kilogramos de residuos por habitante, Estados Unidos encabeza por mucho la lista de quienes generan más basura de esta categoría, mientras que cada mexicano genera un poco menos de doce kilos de basura electrónica.

En México estos residuos se consideran “de manejo especial” según la Ley general para la prevención y gestión integral de residuos, y corresponde a la Federación desarrollar los planes para gestionarlos de manera adecuada, recuperar de entre ellos todo lo que se pueda y reducir lo más posible su generación. Esto, sin embargo, es mucho menos de lo que se puede hacer.

Haría falta, por ejemplo, que la Ley federal de protección al consumidor incluyera provisiones en contra de la obsolescencia programada, que lleva a que equipos que deberían durar muchos años duren muy poco. También se podría fortalecer la aplicación de la ley y reducir la impunidad en la materia.