El triste cumpleaños del Acuerdo de París

Se cumplen nueve años de que se firmó el Acuerdo de París, en diciembre de 2015, para tratar de mantener el aumento de las temperaturas globales por debajo de los 1.5 grados centígrados. El resultado desde entonces es muy negativo, la meta parece cada vez más difícil de cumplir —de hecho, en 2023 todos los meses fueron 1.5 grados centígrados más calurosos que el promedio preindustrial— y las perspectivas de acción después de la reciente cumbre climática de Bakú parecen . Pese a todo, hay mucho por hacer y, aunque el camino es cuesta arriba, desde la sociedad civil hemos redoblado el paso para lograr que se cumpla lo pactado en la ciudad francesa y frenar la crisis climática.

El Acuerdo de París tuvo una enorme aportación: cada país dijo por su parte cómo iba a hacer para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Con esto se dio flexibilidad para la acción y se abrió espacio para la diversidad, algo fundamental para frenar el cambio climático, tomando en cuenta que hay un montón de actividades distintas que generan emisiones y que cada país es un mundo, con una estructura energética distinta y una matriz de carbono diferente para cada uno.

El último Reporte sobre la brecha de emisiones que emite la ONU cada año para dar seguimiento a los avances en la materia afirma que todavía es técnicamente posible mantener el aumento de las temperaturas del planeta por debajo de los 1.5 grados centígrados, y eso es una gran noticia. El problema es que son muy pocos los países del mundo que han tomado medidas serias para honrar sus compromisos.

La plataforma Climate Action Tracker no registra ningún país que esté cumpliendo lo prometido, y más bien registra muchos con acciones insuficientes y altamente insuficientes. En América Latina, México es el único país, junto con Argentina, con acciones “críticamente insuficientes”, según esa plataforma.

Para corregir esta situación, en el CEMDA hemos redoblado nuestras acciones, buscando combatir los proyectos que mantienen nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Recientemente nos sumamos a las acciones para detener el proyecto Saguaro en Sonora, por ejemplo, e impulsamos nuevas regulaciones y acciones, como en materia de metano, un gas con un potencial 80 veces mayor que el dióxido de carbono para calentar la tierra.

Es posible todavía cumplir el Acuerdo de París. Lograrlo depende de que actuemos todos.