
Es el pez más grande del mundo, y llega a ser mucho más viejo que la enorme mayoría de los peces. Nada por todas las aguas tropicales del planeta y es el tiburón ballena. Desde hace una década la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo considera en peligro de extinción, pero hay mucho que se puede hacer para cambiar esto.
El tiburón ballena —que no tiene nada que ver con las ballenas, fuera de que ambos nadan en el mar— llega a medir casi veinte metros de largo. Además, puede llegar a vivir hasta 120 años, según hallazgos recientes. Esto, sin embargo, supone un problema en las condiciones actuales: tarda mucho en llegar a su edad reproductiva, y se piensa que hasta los cincuenta años de edad no busca pareja. Esto es un problema porque en muchos sitios se los ha capturado precisamente cuando es joven, antes de que se reproduzca.
Además, la crisis climática y el deterioro de su hábitat lo han hecho especialmente vulnerable, porque se pierden los elementos que le permiten vivir, como las poblaciones de krill. Estos, además, no son los únicos problemas que enfrenta. Como se han vuelto una atracción turística importante en distintas áreas del mundo hay lanchas que llevan a la gente a verlos, sus hélices son una amenaza constante, que pueden mutilar sus aletas o lastimar sus lomos y el ruido que generan sus motores, que alteran su comportamiento.
La respuesta a todo esto es clara: hay que hacer valer la ley. La norma oficial mexicana 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales considera amenazada a esta especie, y eso obliga a protegerla y proteger los mares que habita. El gobierno federal y los gobiernos estatales pueden tomar medidas para regular el turismo y reducir las presiones sobre las poblaciones en aguas mexicanas.
¡Hay mucho por hacer para salvar a este gigante que recorre los mares del mundo desde hace cientos de millones de años!