Hay quien piensa que el ser humano vive sólo de nutrientes, y no de sabores. Hay quien piensa que la degradación de la naturaleza se arregla con cemento, y no con más naturaleza. Hay quien piensa que la depresión se vence con voluntad, cuando es un problema muy complejo que requiere no solamente de mucha ayuda, sino también de entornos favorables a la alegría y a reconstruir la relación con el mundo social y con uno mismo o una misma. Una condición fundamental para esa tarea de recuperar alegrías y rehacer la relación con el entorno es el acceso a la biodiversidad, a parques, lagos, bosques, playas. No es un lujo: es cuestión de salud y de justicia elemental.
Un estudio publicado en 2021 en una de las revistas científicas de la familia de Nature lo explicó con claridad: “Vivir cerca de, descansar en y sentirse psicológicamente conectado con el mundo natural está asociado con una mejor salud mental”. El estudio se realizó en 18 países e involucró a 16 mil personas. Lo que halló fue que “la gente que vive en barrios más verdes o más costeros reportó un mayor bienestar general” y “la frecuencia de visitas a espacios verdes, lacustres o costeros en las cuatro semanas [anteriores a que se hiciera la pregunta] presentó una asociación positiva con el bienestar y negativa con el malestar mental”.
En México no existen las playas privadas. Nuestras leyes establecen que estas zonas son para el disfrute colectivo y no se puede prohibir el acceso a ellas, de forma que todas las construcciones o facilidades construidas en la zona federal marítimo-terrestre deben de tener accesos libres al mar para la población. Sin embargo, hoy por todo el país los grandes proyectos turísticos e inmobiliarios, en flagrante impunidad o incluso con la complicidad de las autoridades de los tres órdenes, bloquean el acceso a las playas.
En el CEMDA nos hemos sumado a varias organizaciones, sobre todo de Baja California Sur, que unieron al movimiento “Es mi playa, es mi barrio”. Pensamos, como ellas, que el acceso de todas y todos a las playas del país es clave para que se cumplan muchos otros derechos, desde el derecho a un medio ambiente sano —por lo general bloquear el acceso a las playas es también dañarlas, porque al mismo tiempo se cortan los flujos de agua y se las aísla de la vegetación circundante— hasta el derecho humano a la salud.
Hoy que se conmemora el Día mundial de lucha contra la depresión es día de lucha también en defensa del mundo, de las playas, de sus alegrías.