Inclusive sin contar sus decenas de islas, México tiene más de 11 mil kilómetros de litorales, donde trabajan casi 200 mil pescadores. La suya es una actividad fundamental para la seguridad alimentaria del país y para la economía nacional, aunque todavía queda mucho por hacer para minimizar sus impactos ambientales y garantizar su viabilidad a futuro. Hoy se celebra su día en todo el mundo, el Día internacional de la pesca, y aprovechamos para hacer un llamado a apoyar a las comunidades pesqueras, mejorar la legislación en la materia y proteger esta actividad económica.
La pesca tiene distintos rostros y características dependiendo de dónde ocurre. Por ejemplo, la mayor cantidad de unidades económicas vinculadas a la captura de especies que viven en el agua está en Tabasco, pero el estado con más trabajadores dedicados a la pesca es Oaxaca. En términos de valor, en cambio, los estados líderes son Sinaloa y Sonora.
Los retos ambientales que supone esta actividad económica son enormemente complejos. Por una parte, la sobrepesca acecha siempre a los mares. Las capturas excesivas están lejos de ser una excepción y amenazan con llevar las pesquerías al colapso. Por otra parte, el daño que se hace a especies que no se buscan cuando se tiran anzuelos o redes al mar es terrible..
La presencia del crimen organizado en las aguas del país tampoco ayuda en esta situación. No es solamente que los delincuentes saquean nuestra biodiversidad —el caso de la totoaba es ejemplar al respecto—, sino que amenazan, amedrentan e impiden trabajar a los pescadores que sí respetan la ley y la naturaleza.
Por todo esto, este Día internacional de la pesca debemos defender a los pescadores, defender nuestros mares y fauna que los habita.
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