
Nada hay más devastador que una bomba nuclear, tanto más puesto que las dos bombas nucleares que Estados Unidos arrojó sobre Hiroshima y Nagasaki son pequeñas comparadas con las que existen en la actualidad. Aunque ésas han sido las únicas agresiones nucleares que han ocurrido, no son ni de lejos las únicas explosiones registradas: las potencias nucleares del mundo —Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte— han realizado más de dos mil ensayos nucleares. Aunque solamente Corea del Norte ha hecho ese tipo de pruebas en lo que va de este siglo, hoy, Día internacional contra las pruebas nucleares, vale la pena recordar que la amenaza nuclear sigue muy presente, que se ha agravado con las últimas guerras, y que es una espada de Damocles sobre la humanidad y el planeta todo.
Los ensayos nucleares tienen consecuencias ambientales devastadoras. Cuando se han hecho estallar bombas en atolones e islotes destruyen todo lo que hay en ellas. Cuando se realizan las pruebas en la atmósfera entonces los isótopos radiactivos que liberan las armas atómicas quedan flotando en la atmósfera, y lo mismo ocurre cuando se realizan los ensayos en el mar: las partículas dañinas se liberan al entorno, multiplicando su impacto.
El desastre nuclear más importante fue, de hecho, consecuencia de una prueba nuclear. Estados Unidos decidió hacer un ensayo en el atolón de Bikini. El resultado fue que las poblaciones que lo habitaban se quedaron definitivamente sin hogar; que fueron trasladadas como refugiados nucleares a otros lugares, que por su parte ya eran inhabitables, y acabaron padeciendo hambrunas terribles. La lluvia radiactiva que cayó sobre las poblaciones que no fueron desplazadas les quemó la piel, les provocó náuseas y vómitos, y después de un tiempo provocó la muerte de un número indeterminado de personas.
Hoy el mundo ha vuelto a vivir guerras internacionales de gran escala, y muchas de ellas involucran a potencias nucleares. Hoy, por eso, urge retomar y fortalecer los esfuerzos ya no solamente para limitar la propagación de las armas nucleares, sino para reducir esos arsenales, para que no vuelvan nunca más a hacerse pruebas y para acabar con las guerras de una vez por todas.