La contaminación del aire causa cada año en todo el mundo más de ocho millones de muertes prematuras. Tan sólo en México mueren cada año 21 mil personas que no debían morir todavía, pero que perdieron la vida por respirar aire contaminado. Además, se pierden en el mundo entre el 5 y el 15 por ciento de las cosechas porque el aire sucio impide el crecimiento de las plantas. Para llamar la atención sobre este problema hoy se celebra el Día internacional por el aire limpio y el cielo azul.
Se trata de un problema que se ha ido haciendo más grave conforme la población en México y gran parte del mundo se hace más urbana. No solamente al concentrarse más la población se concentran más los contaminantes, sino que con este proceso hay más gente que queda expuesta a los contaminantes y, además, las concentraciones urbanas se dieron cerca de las industrias que más enrarecen la atmósfera.
Según el Informe del medio ambiente de México para 2018 —el más reciente que está disponible—, México está entre los países con el aire más contaminado de América Latina. Así, aunque la ciudad más contaminada está en Chile, las principales zonas metropolitanas mexicanas —las de Guadalajara, Monterrey, valle de México, por ejemplo— pasan todos los días del año con grados de contaminación por encima de la norma.
La salida a esta situación que, literalmente, cuesta vidas está en endurecer la normatividad donde haya que hacerlo, pero sobre todo en combatir la impunidad. Uno de los contaminantes que causa más contingencias cada año en el valle de México, sin ir muy lejos, es el ozono, que es un derivado de los contaminantes que se desprenden de las gaseras, gasolineras, fábricas de pintura y otros. Lidiar con ellos es competencia de las autoridades federales, pero durante este sexenio no solamente no se avanzó en el combate a la impunidad en los crímenes ambientales, sino que se retrocedió.
Para tener aire limpio, cielo azul y gente sana hay que tener normatividades apropiadas y que se cumplan.