En el primer semestre de 2020, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha contabilizado en playa San Lázaro, BCS, 351 tortugas caguama (Caretta caretta) muertas. Además, en el lugar se han encontrado varados lobos marinos. De acuerdo con los dispuesto en la regulación del refugio pesquero se establece que el límite permisible de muerte de tortuga al año es de 90 ejemplares. En caso de alcanzarse dicho límite de mortalidad de tortuga amarilla, debe suspenderse la pesca comercial con redes de enmalle, cimbras o palangres, durante el resto del año.
Ante la situación, junto con el Centro para la Diversidad Biológica, estamos pidiendo a Conapesca que cumpla con las disposiciones de refugio pesquero que ellos mismos han establecido, y a la Profepa le solicitamos que transparente e investigue la mortandad de tortugas.
La mortandad de organismos marinos no es nueva en la zona, ya que el año pasado se encontraron sin vida 331 tortugas caguama, 10 delfines, 15 lobos marinos, 131 tortugas prieta (Chelonia agassizii) y 18 tortugas golfina (Lepidochelys olivacea) y 6 ballenas, y en 2018, 459 tortugas caguama y 97 tortugas prieta, de acuerdo a información obtenida a través de la Plataforma Nacional de Transparencia.
“Nos preocupa que la mortandad de tortuga caguama en el Golfo de Ulloa se esté agravando y que las autoridades ambientales sigan sin hacer cumplir con la regulación aplicable. El hallazgo de los 137 lobos marinos muertos la semana pasada, es evidencia de la seria situación que enfrentan las especies marinas en esta zona. Es urgente que el Gobierno Federal atienda este problema, fortaleciendo la capacidad de las instituciones ambientales y pesqueras destinando un presupuesto adecuado” señaló Mario Sánchez, director de la oficina regional Noroeste del Cemda.
“La mortandad de organismos marinos no es nueva en Golfo de Ulloa; en el caso de las tortugas caguama, éstas han sido víctimas de las redes de pesca”, destacó Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica. “Según las reglas del refugio pesquero, la Conapesca debería tener un programa de asistentes técnicos a bordo u observadores científicos en las pesquerías, lo cual tendría mejor información sobre las muertes”.
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