
Hoy es el Día internacional de las mujeres rurales y es por eso un día de lucha por la justicia, de conocimiento y reflexión y también de celebración. Es día de defender y festejar los espacios femeninos en el campo y de combatir las violencias del patriarcado, de abrir los espacios de poder y decisión para todas y de erradicar de una vez y para siempre el machismo y la discriminación.
Según estudios recientes que lidian con los muy escasos datos desagregados con los que contamos, las mujeres del campo mexicano producen la mitad de los alimentos que consume el país. Sin embargo, apenas una quinta parte de las asambleas de ejidos y comunidades son mujeres. Así, aunque el trabajo y la producción parecen repartirse equitativamente, la toma de decisiones es muy dispareja y sobre todo masculina.
Esas mismas injusticias se pueden ver en la distribución de los cuidados en los hogares. La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que el 75 por ciento de las labores de cuidados las realizan mujeres, y mientras 45 por ciento de las mujeres realizan alguna tarea de cuidados, apenas 17 por ciento de los hombres cuidan a otras personas. Aunque es muy difícil encontrar esos datos desglosados según si las personas viven en ámbitos rurales o urbanos, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir halló en un estudio reciente que “los impactos negativos de brindar cuidados se acrecientan si las mujeres se encuentran en contextos rurales en vez de urbanos y si su condición económica es menos favorable”.
Desde hace muchos años se sabe también que esa labor de cuidados que realizan las mujeres va mucho más allá del hogar. Son ellas en gran medida quienes han impulsado las luchas en defensa de la tierra y de los recursos naturales, y por eso han sido también víctimas de los ataques contra quienes protegen nuestro planeta. Así, nuestro Informe sobre la situación de las personas y comunidades defensoras de los derechos humanos ambientales en México 2024 encontró que más de la tercera parte de las víctimas de agresiones fueron mujeres.
Por todo esto, la lucha en defensa del planeta debe ser también una lucha por la igualdad y contra la discriminación. Después de todo, se trata de los cuidados, de cuidarnos entre todos y todas y de cuidar la naturaleza que nos arropa, y eso es cosa de todas las personas sin importar su género.